Herrerías – Río Vadillo – Vereda de la Estrella

Excursión realizada el día 7 de febrero 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media alta que da comienzo en la antigua parada del tranvía de Maitena, cerca de Güejar Sierra y termina en el mismo punto. La distancia cubierta se situó en torno a los 22 km.

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(Nota: el itinerario y el perfil de la ruta de las dos imágenes anteriores no incluye toda la parte cubierta desde la Cuesta de los Presidiarios hasta el Refugio del Calvario o la Cucaracha y el posterior regreso y descenso por el antiguo sendero. Aprovecho para agradecer a Rafael que lo ponga a nuestra disposición todas las semanas).

Eran casi las 9 de la mañana y la excursión prevista presentaba algunas dificultades que había que afrontar. La primera era la noticia de que estaba cortado el sendero que lleva hasta el Barranco de San Juan, lugar en el que solemos dejar los coches y desde el que daba inicio la caminata. Por otro la lluvia caía con insistencia.

El primer problema se resolvió fácilmente iniciando la ruta en la zona del Maitena, antigua parada del tranvía y, actualmente, merendero. El segundo problema que en realidad no era tal pues íbamos bien pertrechados, en cualquier caso se fue disipando a lo largo del día.

Como digo la excursión dio inicio junto al Maitena y nada más comenzar encaramos una subida pronunciada de unos 300 metros que nos elevó rápidamente hasta el Cortijo de la Viña en primer lugar, y hasta el Corral de la Viña, algo después.

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Cortijo de la Viña
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La niebla poco a poco se va alejando
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Corral de la Viña
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Interior del Corral. Se desaconseja entrar dado que el suelo puede hundirse

La subida nos hizo entrar en calor y la lluvia desapareció, de modo que nos deshicimos de chubasqueros y seguimos ganando altura.

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Atrás se aprecia el Corral de la Viña y, a lo lejos, Güejar Sierra

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Por aquí y por allá se van encontrando las ruinas de viejos cortijos

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Una bandada de grajos dibuja figuras en el aire mientras nos chillan

Según se acerca el mediodía la temperatura mejora y el sol se hace hueco entre las nieblas y las nubes. Es entonces cuando avistamos Las Herrerías, otra zona de explotación y vivienda en plena sierra, abandonada, que al parecer debe su nombre a la extracción que se hizo en la zona de mineral de hierro. Aún se puede apreciar un horno en la parte de atrás y algún hoyo en las cercanías, estos últimos para conservar la patata, que por aquel entonces incluía la variedad «copo de nieve», que algunos intentan ahora recuperar (Noticia de El Ideal).

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Herrerías

Tras escuchar las noticias sobre la zona y la vida en el lugar a cargo de esa fuente inagotable de conocimientos que es Juan Manuel, continuamos la marcha.

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Aunque a bastante altura y subidos a lo que creo que se llama Los Barrancones, continuación de Loma Las Cunas, vamos siguiendo más o menos paralelo el camino que lleva al Barranco de San Juan. Pronto destacan a lo lejos los picos prominentes de Sierra Nevada, que tras la lluvia de la noche parece haber cogido algo de nieve.

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Parada para desayunar y contemplar el paisaje

Más adelante comenzamos a escuchar los ladridos de un enorme y bien bregado perro pastor, que organiza el trotar de un rebaño de ovejas.

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Encontramos algunos carteles que nos indican que vamos perfectamente hacia nuestro próximo punto: El cruce del río Vadillo.

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El cruce se realiza por un puente hecho con cuatro troncos más bien delgados, pelados y unidos, que invitan a la prudencia. Acto seguido remontamos altura al cambiar de loma, esta vez la del Calvario. No mucho después alcanzamos la Cuesta de los Presidiarios en su tercio final y más alto. Como dije al principio, en este punto algunos continuamos hasta el refugio llamado popularmente «de la Cucaracha», si bien la descripción del recorrido que hay en las dos primeras imágenes corresponde a la bajada desde ese lugar al Puente del Burro y regreso.

En el refugio comimos. Tuve la fortuna de ver, mientras paseaba alrededor en silencio, una escurridiza ardilla, de orejas peludas, muy quieta ella como queriendo pasar desapercibida, a la espera de que ese pesado humano se largue de una vez.

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«No necesitas ver mi identificación. Esta no es la ardilla que estás buscando. Sigue tu camino»

Desde aquí, en vez de regresar por el mismo sendero que nos había traído, elegimos bajar por el antiguo, uno totalmente perdido después de años de desuso. Parte desde el lado oeste de la verja que protege el complejo de la entrada de animales. Si no conoces muy bien la zona es desaconsejable intentar esta opción (preferible desandar el camino hacia la Cuesta de los Presidiarios).

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El antiguo sendero de bajada

Tras mucho pelear para seguir esta vía llegamos a una zona algo más asequible y finalmente conectamos con la parte baja de la Cuesta de los Presidiarios. Desde ahí se pasa el Puente del Burro y se asciende hasta la vereda de la Estrella.

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Puente del Burro
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El Río Genil a la altura del Puente del Burro

Y lo que son las cosas. Un día de ver especies animales tan diversas nos trajo un regalo final en la propia Vereda de la Estrella. Dos borriquillos iban por allí, aparentemente sin guía ni dueño, y se cruzaron con nosotros, dejándose acariciar mientras comían hierba y seguían avanzando.

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¿Buscando su puente? No estaba muy lejos, la verdad 🙂

El sendero es un viejo conocido de cualquier excursionista granadino y hemos tenido ocasión de comentarlo en alguna otra entrada. Se deja atrás el Abuelo, se alcanza El Mesón Barranco de San Juan y desde ahí se sigue el antiguo camino del tranvía hasta llegar al Maitena.

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Restos del antiguo camino del tranvía
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Aquí pudimos encontrar el corte por desprendimientos del que habíamos tenido noticia. En principio no afecta al tránsito de senderistas. Tan solo a los que quieran llegar en coche al Barranco de San Juan.

En fin, de esas ocasiones en que un día comienza con dudas y termina satisfactoriamente.

Barranco de San Juan – Cortijos del Hornillo

Excursión realizada el día 6 de diciembre 2015.

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Se trata de un trayecto de dificultad media que da comienzo y finaliza en el Barranco de San Juan (Güejar Sierra). La distancia cubierta fue de unos 20 km.

El frío lógico, de diciembre, de la sierra y del río, nos dio la bienvenida a los componentes del club cuando bajamos de los coches en el Barranco de San Juan. Para entrar en calor, una vez nos reunimos todos, nada mejor que comenzar a caminar a paso vivo. Atravesamos el puente que supera el Genil, que baja ruidoso y rápido pese a la poca lluvia, y comenzamos a ascender lentamente, siguiendo la Vereda de La Estrella.

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Inicio de la travesía.

No es mucho el tiempo que nos dirigimos, por esta vereda, hacia el este, pues a poca distancia tomamos un sendero que gana rápidamente desnivel. Por ese camino, en parte paralelo al Barranco de San Juan, pasamos primero junto a La Hortichuela y, algo después, por el Cortijo del Hoyo.

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Ascendiendo.
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Güejar Sierra en la lejanía.

Si he dado el calificativo a la excursión de dificultad media se debe a toda esta primera parte, bastante empinada. Pero todo el esfuerzo que supone la subida va quedando compensado por las magníficas vistas que se nos ofrecen y por la compañía ineludible y agradecida, en toda la zona, del roble llamado melojo, que enmoqueta con sus hojas lobuladas marrones grandes extensiones del sendero y nos presenta un tipo de bosque bastante distinto a los frecuentes pinares.

El Cortijo del Hoyo consiste hoy día en un paraje muy agradable en el que reposan los restos de algunos muretes de piedra vista, viejo recuerdo del cortijo que da nombre a la zona.

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El pasado de los cortijos de esta zona de la sierra.

Sirve tanto de mirador como de cruce de caminos, puesto que desde este punto parten, por un lado, el sendero hacia Haza Mesa y, por otro lado, el sendero hacia Cabañas Viejas y los Cortijos del Hornillo. Este segundo es el que nosotros tomamos una vez hecho un breve descanso.

Seguimos por la llamada Loma del Muerto por el senderillo más bien estrecho que nos lleva al siguiente punto del itinerario.

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Sendero por la Loma del Muerto.

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Por entonces me advirtieron algunos de los veteranos del grupo, que ya han hecho este camino en otras ocasiones, que pese a su aparente bondad y su trazado poco empinado (con alguna cuesta que otra, no obstante), en tiempo de nieves y frío es posible encontrar tramos difíciles de transitar por la concentración en algunos puntos de hielo, especialmente por donde bajan aquí y allá riachuelos desde lo alto. En esta ocasión hacía frío pero este invierno ha sido particularmente poco lluvioso y el calor se mantuvo hasta noviembre, de modo que no hay problemas y se puede contemplar con tranquilidad, mientras se camina, la perspectiva que se abre hacia el barranco.

P1270924Pasado un rato alcanzamos el desvío hacia Cabañas Viejas que al parecer queda a medio kilómetro bajando desde ese punto. No obstante nosotros seguimos directos hacia los Cortijos del Hornillo (algunos los nombran en singular pero los carteles que nos encontramos prefieren el plural) que a buen paso no tardan en aparecer junto con unas espléndidas vistas tanto del otro lado del barranco como de la Alcazaba y el Mulhacén.

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Cortijos del Hornillo, vigilados por los colosos de Sierra Nevada.
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Despertar en el refugio, salir a la puerta y contemplar la inmensa mole de la Alcazaba debe ser indescriptible. ¿Cuándo lo hacemos?
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Vista del conjunto desde el lado contrario.

Los Cortijos del Hornillo consisten en la actualidad en la adaptación de las dependencias de un antiguo cortijo a las funciones de refugio. Un total de tres estancias distintas, al menos una de ellas con chimenea, otras dos con mesa, todas algo oscuras, suficientes para dormir (alguna contiene litera de tablas de madera). En nuestra visita la más alargada tenía un par de sacos de dormir extendidos y diría yo que ocupados aunque, de ser así, ¡vaya horas!

Pues bien, si desde aquí la vista es realmente grandiosa, lo que nos espera poco más adelante, siguiendo el sendero, deja sin palabras. Como bien me advirtió uno de los compañeros del club, lo que se presenta ante el caminante te doblega y el paisaje te exige que te detengas y lo contemples, casi como una orden mental. Da igual lo que estés haciendo o pensando, la vista queda atrapada ante la grandiosidad a la que, tristemente, ninguna foto o descripción puede hacer justicia.

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Es hora de continuar aunque el cuerpo se resista a dejar de mirar y a disfrutar el momento.

Siguiendo el mismo sendero de nuevo en dirección este afrontamos un descenso que se va volviendo cada vez más pronunciado. Los troncos de algunos robles, cortados y abandonados en el camino, junto con la abundante hojarasca, vuelven algo resbaladizo y dificultoso el avance que hubimos de afrontar con cierto cuidado.

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Peligro: leña suelta.

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Finalmente llegamos a la confluencia de este sendero con la Vereda de la Estrella, a la altura de los restos de habitáculos para aquellos mineros que explotaron en su tiempo las oquedades que dan nombre al sendero. Un tanto irónico el nombre, a poco que se conozca cómo se vivía allí y cómo llegó el final de la actividad minera, pero esa es otra historia.

Una o dos curvas más adelante desciende el Guarnón. Allí atraviesa un puente y hay un pequeño rellano donde se puede comer o hacer un descanso oyendo el discurrir del agua que baja impetuosa desde las cercanías del Veleta. Así lo hicimos nosotros.

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Puente sobre el Guarnón.

A partir de aquí iniciamos el regreso hacia el Barranco de San Juan utilizando la Vereda de la Estrella, a la izquierda la falda de la montaña, a la derecha la pendiente hasta el Genil, que aparece a la vista de cuando en cuando, entre los muchos árboles que crecen en sus márgenes. En ocasiones el camino es encerrado por ramajes y parece transportarnos quién sabe a qué paraje de algún tenebroso cuento de los hermanos Grimm.

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Pero es solo un espejismo y tras pasar junto al abuelo, el viejo castaño que descansa a un lado del camino ajeno a las idas y venidas de turistas y excursionistas, llegamos sin más novedad hasta el inicio de la excursión.

Muchas gracias a todos los componentes del club Senderos por su camaradería, su generosidad (hablaba la semana pasada de membrillada y mira por donde, esta semana pude catar del que trajo Pilar), sus consejos, su guía y por convertir este proyecto de blog, con sus comentarios y su participación, en un lugar compartido.

Las fotos de esta entrada, incluído el itinerario y el gráfico de desnivel, son de Angus y Rafael.