Excursión realizada el día 3 de abril 2016.
Se trata de un trayecto de dificultad fácil que da comienzo en la Ermita de Cabra y finaliza en Zuheros, en Córdoba. La distancia cubierta se situó en torno a los 17 km. Debe tenerse en cuenta que para la realización de este itinerario es preceptivo un permiso que se solicita en el Centro de Visitantes de Santa Rita.
Al tratarse de una excursión que nos llevó fuera de nuestro enclave granadino, hubimos de desplazarnos al punto de inicio en autobús, contratado para la ocasión. Su conductor, en un alarde de pericia y valentía, nos llevó hasta casi la misma puerta de la ermita, ascendiendo por una carretera digna émula, en pequeño, de la Transfagarasan rumana.

Desde este punto, además de poder visitar la propia ermita, tenemos varios miradores en distintas direcciones que nos permiten contemplar, entre otros lugares, el pueblo de Cabra.

Comenzamos a descender por la carretera y tras dar una vuelta casi completa al montecillo localizamos la pista de tierra por la que vamos a deambular. En este punto nos encontramos con una puerta-valla de acceso en la que se nos advierte de la necesidad de permiso y, al menos este día, vimos un vehículo con un agente en su interior controlando el acceso, de modo que no olvidéis el permiso.

Ya dentro de la Nava, el terreno llano da paso a una pradera verde jaspeada de cuando en cuando de amarillo (narcisos), blanco (ranúnculos) y violeta (erodium primulaceum).



Pocos al principio, más numerosos según se avanza, encinas y quejigos asoman en el horizonte limpio y azul que tuvimos durante toda la mañana.
Caminar por la zona no supone la menor dificultad y se disfruta de un paseo tranquilo y pausado en esta ocasión, que invita a la contemplación, el descanso y la tranquilidad.
Pronto llegamos a un puentecillo sobre un pequeño humedal, tal vez afluente del río Bailón. No estoy seguro.
A mitad de camino, más o menos, un desvío nos ofrece visitar Las Chorreras. Lo cierto es que la «catarata» que uno podría esperarse por otras visitas, en esta ocasión no pasa de mero chorrillo de agua que apenas humedece parte de la pared de piedra. No obstante, ascendiendo por un lateral de la hondonada de la primera chorrera, se accede a algunos remansos con algo más de agua y a la segunda chorrera. Entran ganas de quedarse allí horas, escuchando el sonido del agua, algunos trinos de pájaro y nada más.




Regresamos al desvío y continuamos en dirección al Cortijo Fuenfría, junto a la fuente que le da nombre.

Antes habremos atravesado una zona más boscosa dominada por las encinas. Allí hacemos parada para comer y más tarde reanudamos el camino.

En la parte final del trayecto vamos avanzando por un profundo cañón que deja cuevas misteriosas a un lado y otro de los acantilados que nos cercan. También esconde algunos asfódelos.


El seco cauce del río nos guía hacia el único promontorio que hay en toda la jornada, en realidad de poco desnivel, para desvelarnos una bella estampa al llegar a lo más alto: Zuheros, pueblo blanco engalanado por los restos de un castillo, llamado de Sujaira en tiempos árabes, y al que por deformación fonética debe su nombre el pueblo.


Queda poco de aquel baluarte, aunque no deja de impresionar cuando se contempla desde lo que en otro tiempo debió de ser su patio de armas, ahora una plaza.

Como se dice al principio, una excursión fácil y agradable, apta para cualquiera, casi toda llana o con muy ligero descenso.
Gracias a Angus, Victoria y Rafael por las fotos. También, de nuevo a Victoria, por su conocimiento botánico que ayuda a enriquecer este blog.