Excursión realizada el día 22 de enero 2017.
Se trata de un trayecto de dificultad media que da comienzo y termina en Güajar Fondón. La distancia cubierta se situó en torno a los 17 km.
En esta ocasión los miembros del club Senderos decidimos trasladar nuestras andanzas a la zona que hay entre el Valle de Lecrín y la costa. Para aquellos que no conocíamos la zona nos sorprendió descubrir ese vergel medio escondido en el valle que forma el río Toba, lugar propicio donde se asientan los Güájares.
Mientras en Granada soportamos un duro invierno, hijo de la ola de frío polar que se ha asentado estos días en el este de la península, en esta zona refugiada ya brotan las primeras flores, se despiertan los almendros y, en fin, se intuye la primavera.
Iniciamos el camino en el primer Güájar, el apellidado Fondón, en donde dejamos los vehículos. Atravesamos sus calles y nos dirigimos hacia el oeste por una zona verde y fresca, especialmente a estas horas de la mañana.
Dejando a un lado a algún atareado vecino en su bancal, el paraje se espesa entre olivos, aguacates y, aquí y allá, almendros. Más adelante se unirán a ellos los brezos en flor.


Nuestro camino tiene como primer hito importante la visita del Castillejo.
No nos engañe su nombre pues no era castillo en este caso sino conjunto de viviendas de época almohade, eso sí, cercado y fortificado como se intuye en su entrada con el característico doble recodo con función defensiva.



En este lugar desayunamos y no lo hacemos solos. Por un lado había otro numeroso grupo disfrutando del día y el lugar. Por otro, un algo despeluchado y no muy limpio, pero alegre y vigoroso can, decidió acompañarnos todo el trayecto.
Tras un rato de fotografía y disfrute del sol, seguimos. Dejamos a la derecha el sendero que desciende directo a Güájar Faragüit y nos ponemos en dirección noroeste. Pronto damos con una zona de fuerte ascenso en torno a la llamada Cuesta del Quemado. 200 metros de desnivel después nos encontramos junto al Mirador de la Viñuela, que tras otra cuestecilla nos permite contemplar casi todo el valle y ofrece una postal de Güájar Alto.


Volvemos a nuestro itinerario y caminamos por el bien señalado aunque algo abrupto sendero que nos adentra entre pinos, atraviesa el Barranco de la Sima y, tras otro ascenso, vuelve a bajar hacia el Barranco de la Fuente Santa, ya en las inmediaciones de Güájar Alto.

Nos detenemos en este bonito pueblo para comer. Repuestas las fuerzas nos toca ahora caminar un tramo de la carretera GR4300, con mucho cuidado y apreciando las moles que cercan el valle y las plantaciones de cítricos que bordean el camino. En la zona que da al río de la Toba hay numerosos juncos también.
En determinado momento ascendemos por la izquierda para alcanzar la acequia del río Toba y disfrutar de unas excelentes vistas. También nos evita seguir en el asfalto.


Como el día acompaña, es un placer que tomamos con calma el de seguir andando por esta zona puesto que sabemos que, no muy lejos, está el final de nuestra excursión. Toca descender, pasando por una era reconvertida en bonito mirador. Gracias a nuestro compañero canino detectamos que a punto estamos de dejar el sendero que nos lleva por la parte baja de una Güájar Faragüit que nos da la bienvenida con su tranquilidad. No son solo los gatos, perezosos y con los ojos entrecerrados, o el hombre mayor que toma el sol apoyado en la pared; parece que allí hasta el tiempo prefiere tomarse las cosas con calma.





Salimos del pueblo y ya es poca la distancia que nos separa de las calles de Güajar Fondón y de los coches. Parece mentira todo lo que esconde este bonito valle que invita a relajarse y a disfrutar.
Como siempre, gracias a todos los que ponen sus fotos a disposición de este bloguero. En especial a Rafael a quién he tomado tres instantáneas.