Tres Güájares

Excursión realizada el día 22 de enero 2017.

Se trata de un trayecto de dificultad media que da comienzo y termina en Güajar Fondón. La distancia cubierta se situó en torno a los 17 km.

En esta ocasión los miembros del club Senderos decidimos trasladar nuestras andanzas a la zona que hay entre el Valle de Lecrín y la costa. Para aquellos que no conocíamos la zona nos sorprendió descubrir ese vergel medio escondido en el valle que forma el río Toba, lugar propicio donde se asientan los Güájares.

Mientras en Granada soportamos un duro invierno, hijo de la ola de frío polar que se ha asentado estos días en el este de la península, en esta zona refugiada ya brotan las primeras flores, se despiertan los almendros y, en fin, se intuye la primavera.

Iniciamos el camino en el primer Güájar, el apellidado Fondón, en donde dejamos los vehículos. Atravesamos sus calles y nos dirigimos hacia el oeste por una zona verde y fresca, especialmente a estas horas de la mañana.

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Dejando a un lado a algún atareado vecino en su bancal, el paraje se espesa entre olivos, aguacates y, aquí y allá, almendros. Más adelante se unirán a ellos los brezos en flor.

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Los almendros florecen en la zona
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Flor del Brezo

Nuestro camino tiene como primer hito importante la visita del Castillejo.

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No nos engañe su nombre pues no era castillo en este caso sino conjunto de viviendas de época almohade, eso sí, cercado y fortificado como se intuye en su entrada con el característico doble recodo con función defensiva.

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Ruinas del Castillejo
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Aljibe del Castillejo
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Detalle de escaleras conservadas en el Castillejo

En este lugar desayunamos y no lo hacemos solos. Por un lado había otro numeroso grupo disfrutando del día y el lugar. Por otro, un algo despeluchado y no muy limpio, pero alegre y vigoroso can, decidió acompañarnos todo el trayecto.

Tras un rato de fotografía y disfrute del sol, seguimos. Dejamos a la derecha el sendero que desciende directo a Güájar Faragüit y nos ponemos en dirección noroeste. Pronto damos con una zona de fuerte ascenso en torno a la llamada Cuesta del Quemado. 200 metros de desnivel después nos encontramos junto al Mirador de la Viñuela, que tras otra cuestecilla nos permite contemplar casi todo el valle y ofrece una postal de Güájar Alto.

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Foto de grupo desde el primer altozano, cerca del Mirador de la Viñuela
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Alisarum vulgae, conocida entre otros nombres como candil o candijela

Volvemos a nuestro itinerario y caminamos por el bien señalado aunque algo abrupto sendero que nos adentra entre pinos, atraviesa el Barranco de la Sima y, tras otro ascenso, vuelve a bajar hacia el Barranco de la Fuente Santa, ya en las inmediaciones de Güájar Alto.

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Sendero ascendente entre los dos barrancos

Nos detenemos en este bonito pueblo para comer. Repuestas las fuerzas nos toca ahora caminar un tramo de la carretera GR4300, con mucho cuidado y apreciando las moles que cercan el valle y las plantaciones de cítricos que bordean el camino. En la zona que da al río de la Toba hay numerosos juncos también.

En determinado momento ascendemos por la izquierda para alcanzar la acequia del río Toba y disfrutar de unas excelentes vistas. También nos evita seguir en el asfalto.

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Cascada de la Toba
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Punto de salida de agua en donde se inicia la cascada

Como el día acompaña, es un placer que tomamos con calma el de seguir andando por esta zona puesto que sabemos que, no muy lejos, está el final de nuestra excursión. Toca descender, pasando por una era reconvertida en bonito mirador. Gracias a nuestro compañero canino detectamos que a punto estamos de dejar el sendero que nos lleva por la parte baja de una Güájar Faragüit que nos da la bienvenida con su tranquilidad. No son solo los gatos, perezosos y con los ojos entrecerrados, o el hombre mayor que toma el sol apoyado en la pared; parece que allí hasta el tiempo prefiere tomarse las cosas con calma.

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Almendro en todo su esplendor
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Calle en Güájar Faragüit
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Estrecheces
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Gato ninja
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Mirador de la Cruz

Salimos del pueblo y ya es poca la distancia que nos separa de las calles de Güajar Fondón y de los coches. Parece mentira todo lo que esconde este bonito valle que invita a relajarse y a disfrutar.

Como siempre, gracias a todos los que ponen sus fotos a disposición de este bloguero. En especial a Rafael a quién he tomado tres instantáneas.

Trevélez – Bérchules – Cádiar

Excursión realizada el día 15 de enero 2017.

Se trata de un trayecto de dificultad media-baja que da comienzo en Trevélez y finaliza en Cádiar. La distancia cubierta se situó en torno a los 17 km.

El domingo comenzamos la travesía en el bonito y montañero pueblo de Trevélez, en las Alpujarras granadinas. Tras abrigarnos adecuadamente para afrontar los rigores de estos días, enfilamos hacia el sur por la carretera, pasado el puente. Pronto nos desviamos hacia la izquierda y comenzamos el ascenso.

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Vista de Trevélez

Pronto nos encontramos con la Acequia de Cástaras pero la abandonamos puesto que nuestra meta se encuentra en las alturas, hacia el llamado Portichuelo. Según avanzamos y gracias al despejado y brillante día, podemos contemplar kilómetros y kilómetros de distancia. Las cumbres nevadas de nuestra sierra deslumbran en la lejanía.

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Foto de grupo

Avanzamos cada vez más hacia el sureste y arriba. En las umbrías nos esperan peligrosos tramos de nieve dura, casi hielo, que dificulta el tránsito y obliga a extremar la precaución.

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Tras elevarnos unos 600 metros sobre el nivel de Trevélez finalizamos la ascensión y nos dirigimos a un mirador, formado por lo que parece una especie de cortafuegos, en el paraje que linda con Cerro Redondo. El panorama que se ofrece a nuestros ojos resulta impresionante. A lo lejos el mar dorado por efecto del sol, se diluye a los lados por el azul y, si fijamos bien la vista, nos permite incluso contemplar pequeños puntos en forma de barco y atisbos de la costa africana.

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Proseguimos en dirección este por un sendero bien claro, cubierto en algunos tramos por testaruda nieve.

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Más adelante los pinos contemplan nuestro paso.

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Prácticamente el resto de la ruta transcurre en ligero descenso y por camino señalado, por lo que resulta un paseo sosegado. En alguna zona se contempla algún vallado con caballos o vacas en su interior.

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Y por fin llegamos a Bérchules, pueblecito agradable en el que paramos para comer.

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Chimenea característica de las Alpujarras en primer término. El mar al fondo, detrás de las montañas

Terminamos de comer y atravesamos este pueblo y Alcútar. Poco después comenzamos a bajar y dejamos a los lados campos de almendros, para encontrarnos con el río Cádiar o más conocido como Guadalfeo, aunque ambos nombres recibe. Se puede cruzar por un desvencijado y algo inseguro puente de tablas de madera, o aprovechando que no viene crecido, por las piedras.

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Puente para valientes

Retomamos dirección sur siguiendo el curso del río durante un rato. No mucho después giramos para visitar, siquiera brevemente, las calles de Narila, aquellas que vieran alzarse en el S. XVI a Abén Humeya. Tiene un santuario que merece visita pero esta vez lo dejamos estar.

Desde allí volvemos a descender hacia el río y llegamos en poco tiempo a las estribaciones de Cádiar. Nos adentramos en este pueblo, ya más moderno y populoso que los anteriores, y llegamos finalmente al punto final de nuestra andadura, junto a la carretera principal.

Como en ocasiones anteriores deseo agradecer a los componentes del club la puesta a disposición de sus fotos, en especial a Rafael, autor de varias de las que aparecen en esta entrada.

Nívar – Sierra de Huétor

Excursión realizada el día 8 de enero 2017.

Se trata de un trayecto de dificultad media-baja que da comienzo y finaliza en la localidad de Nívar. La distancia cubierta se situó en torno a los 18 km.

Acabadas las fiestas de esta época tocaba retornar al campo y continuar con la otra mitad de nuestro programa. En esta ocasión regresamos a la Sierra de Huétor, un lugar del que es difícil cansarse y que, en esta época del año, ofrece panorámicas incomparables de Sierra Nevada.

Dimos comienzo a nuestra andadura en las cercanías de Nívar. La mañana se presentaba fría pero agradable, sin asomo de nube en el horizonte. Comenzamos un ligero ascenso por la cara suroeste de la Sierra de la Yedra y tras superar unos 150 metros de desnivel nos fuimos dirigiendo en dirección norte y noreste siguiendo la falda de dicha sierra. En esta parte de la excursión se aprecia Cogollos Vega y los impresionantes cerros que limitan al este con la población.

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Cogollos Vega
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Peñón de la Mata

Allí caía el sol que a nosotros nos faltaba por la mañana, dado que paseábamos por una bonita umbría en la que, aquí y allá, destacaba en el suelo el blanco de la escarcha.

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Zonas con escarcha
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Detalle: piñas con escarcha

Seguimos bordeando toda la sierra por el sendero que lleva a Carifaquín y desde ahí ascendemos a la cresta para llegar al Cerro de la Yedra. En su entorno se encuentras unas trincheras de la guerra civil de las que se conservan bastantes restos, siendo tal vez el más curioso las escaleras que se cimentaron al cobijo de una roca.

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Escalera de las trincheras de la Yedra
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Corredor de acceso a nido de ametralladora orientado al Peñón de la Mata
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Interior del nido de ametralladora
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Puesto de vigía oculto en la roca. Foto solo apta para valientes 🙂

Desde allí descendemos un poco para aprovechar el carril que va en dirección este hasta determinado punto en el que se bifurca. Nosotros elegimos en el cruce el camino que se dirige al sur hasta la llamada Loma de Juan. En ese punto rodeamos otro cerro para visitar el abandonado Sanatorio para tuberculosos de la Alfaguara.

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Llegando a las ruinas del sanatorio

El lugar, desolado, es bien conocido por sus famosas leyendas acerca de fantasmas y espíritus, lo que le ha convertido en un punto neurálgico de cualquier mapa de sucesos paranormales en España.

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Pues no, no aparece ningún ectoplasma en la foto y mira que lo intenté
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Techo apenas agarrado a la parte superior. Me ha tentado poner algún fantasma en la foto, no lo voy a negar

Dejando a un lado el mundo del más allá, en el de más acá lo que sí se ofrece en el lugar es un estupendo mirador a Sierra Nevada, cubierta de nieve.

Seguimos rodeando el cerro y se llega a la Fuente Fría que estaba cortada este día. Es un paraje bonito, ahora lleno de musgo y fresco.

Nuestro camino regresa a la Loma de Juan y se dirige a la zona de la Alfaguara. Dejamos el campamento a la derecha y enfilamos hacia la Cueva del Agua en un continuo pero apacible ascenso. Al llegar tenemos otra vez ocasión de contemplar los alrededores y, por supuesto, Sierra Nevada, sin obstáculo montañoso que reduzca la visibilidad. Es, probablemente una de las vistas más despejadas y amplia que se puede tener de la sierra.

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También se encuentra allí la conocida cueva que da nombre al paraje, cerrada para evitar su deterioro. Parece que el lugar fue utilizado desde muy antiguo y reaprovechado como escondite durante la guerra civil. Un poco más arriba de este lugar paramos para comer.

Terminado el ágape nos ponemos las mochilas de nuevo y seguimos el sendero hacia el oeste. Siguiendo el mismo daríamos una vuelta que nos llevaría a la Cruz de Víznar pero nosotros lo abandonamos para llegar a la Cruz de Alfacar, a unos 1490 metros de altitud. De nuevo el paisaje exige una parada para la contemplación y para las fotos de rigor. En la lejanía, desde tan privilegiada atalaya, llega a vislumbrarse el Pantano de Cubillas.

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Aquí pensé en Iwo Jima. Así están las cabezas

Desde aquí toca ir descendiendo, aprovechando el Barranco del Puerto que se encuentra al norte de la cruz, llegar a la carretera e irla cruzando con cuidado, entre encinas y olivos, mientras contemplamos cuevas y escaladores en las paredes que nos cercan. Finalmente llegamos al punto en el que dejamos los coches.

Güejar Sierra – Jarales – Granada

Excursión realizada el día 11 de diciembre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media-baja que da comienzo en Güejar Sierra y finaliza en Granada capital. La distancia cubierta se situó en torno a los 16 km hasta la altura de Puente Verde.

En esta ocasión nos desplazamos por medio de autobús de línea hasta Güejar Sierra, uno de esos pueblos con un encanto especial y sabor montañero, que da acceso a múltiples rutas a uno y otro lado del Genil.

Una vez allí nos pertrechamos prudentemente contra el frío aunque al final no hubo tal. Desde el lugar en el que nos dejó el autobús ascendemos junto a la plaza principal del pueblo y ascendemos por la izquierda. Es esta la parte de mayor desnivel, llevadero no obstante. En breve queda a nuestras espaldas el pueblo y algo más al oeste, el pantano de Canales. Proseguimos.

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El ascenso nos lleva junto al Cerro de las Trincheras y nos ofrece las primeras panorámicas de la Sierra, hoy haciendo honor a su nombre, Nevada. El sol y el cielo despejado. Poco más puede pedir el caminante.

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Aún nos elevamos otro poco y ascendemos al Alto de los Jarales, nuestro techo de hoy, que ronda los 1475 metros.

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Hacemos descanso y desayuno en este punto.

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Podemos dirigir la vista al noroeste y vislumbrar la Sierra de Huetor, Huetor Santillán, las minas a cielo abierto, Quentar… Al sur el Embalse de Canales y más hacia el este, la cara norte de Sierra Nevada y sus picos brillantes de nieve. Al oeste, el terreno sigue un continuo descenso y puede ya intuirse en la lejanía, Granada.

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Vista hacia el oeste desde el Alto de los Jarales

Escondidas, entre la poca maleza que crece en estos altozanos, pueden encontrarse aquí y allá algunas setas. Por lo demás la vegetación es escasa.

El sendero, de ahora en adelante todo descenso, nos lleva primeramente a una caseta y más tarde, siguiendo el cresteo, hasta el Alto de Crucero Gallo, que cobija por el norte al pueblo de Pinos Genil.

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Caseta
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Cresteando
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Cruz en el Alto de Crucero-Gallo. Al fondo el embalse de Canales y Sierra Nevada.

Tras una bajada algo más dificultosa por el estado del sendero llegamos a una pista zigzagueante que nos da la opción de bajar a Pinos Genil o seguir hacia el este. Nosotros debemos continuar por esta última.

Según bajamos nos empezamos a ver rodeados de algunos árboles, especialmente olivos, cuyas aceitunas andan ahora vareando pues es época.

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Olivo cargado de frutos

Llegamos a la estribación de la carretera que habremos de cruzar, pero justo antes dejamos a un lado las ruinas de lo que fue una fábrica de papel, al parecer llamada en su tiempo «El Blanqueo». Hoy día su enhiesta torre se erige testigo mudo de la labor empresarial y filantrópica de la familia Wilhelmi. Aunque la fábrica la fundó Fernando Wilhelmi, durante cierto tiempo la dirigió la interesante, avanzada y hoy día algo olvidada Berta Wilhelmi, aquella a la que hoy día asocia todo el mundo en Granada al Sanatorio de Tuberculosos de la Alfaguara y por motivos harto espurios para sus merecimientos. Otra de tantos «granadinos» nacidos fuera, como el Duque de San Pedro Galatino, enamorados de Granada, y terriblemente dejados a un lado con el paso del tiempo salvo, quizás, en Pinos Genil. Vaya desde aquí mi reconocimiento y admiración. Para quienes deseen conocer un poco más de Doña Berta:

https://granadapedia.wikanda.es/wiki/Berta_Wilhelmi
http://lanaranjadelazahar.blogspot.com.es/2008/10/berta-wilhelmi-1858-1934.html

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Ruinas de la fábrica de papel

Disculpen la digresión: estábamos cruzando la carretera. Llegamos a un campo de fútbol de arena, lo circunvalamos y atravesamos después un puente a la altura de la unión del Aguas Blancas y el Genil. Proseguimos en dirección oeste por un bonito paraje típico de vegetación ribereña otoñal mientras dejamos Cenes de la Vega hacia el norte. No tardamos en alcanzar las estribaciones de la capital granadina en la que popularmente se conoce como avenida o carrera del Colesterol por motivos obvios.

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Desde aquí existen variantes como el ascenso al Cerro del Sol o visitar la Fuente de la Bicha y ascender para salir hacia El Serrallo. Nosotros optamos por terminar la excursión saliendo al Paseo de la Bomba y desde ahí a nuestras respectivas casas.

Aprovecho para agradecer a Rafael sus fotos, algunas de las cuales he tomado prestadas para esta entrada.

 

Venta Vicario – Barranco Fonfría – Picón de Gor

Excursión realizada el día 20 de noviembre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media-baja que da comienzo y finaliza en la salida XXX de la A-92, junto al bar restaurante Venta Vicario. La distancia cubierta se situó en torno a los 18 km.

El campo por fin se ha vestido de otoño y tuvimos la suerte de disfrutarlo el pasado domingo a lo largo de toda la excursión. Para ello nos vimos obligados a madrugar un poco más de lo normal dado que el punto de inicio se encontraba a una hora de coche de Granada. En concreto en una salida de la A92 en dirección Guadix, ya pasado el desvío 20 hacia Gor. La coincidencia del nombre del Picón que pensábamos visitar y la existencia de dos ventas con el mismo nombre parece haber estado en la base del error que llevó a algunos a equivocar la ruta.

Por fin reunidos dimos comienzo a la ruta con cierta premura pues el viento disminuía la sensación térmica y hacía falta entrar en calor pronto. Tomamos la dirección del Arroyo Baúl y enfilamos hacia el sureste, siguiendo el curso ahora seco, flanqueados por álamos que nos regalan los colores de sus hojas.

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Paraje junto a la antigua Fábrica

A buen paso y por terreno sin desniveles no tardamos en llegar a un bonito prado junto a la Fábrica Pardo, antigua fundición de plomo, hoy día meras ruinas. Descansamos en esa zona y tras un frugal desayuno tomamos el camino del Barranco de la Fonfría que nos dirige ahora al sur, en un ascenso continuo a lo largo de 500 metros hasta el Collado Resinero.

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No obstante, a medio camino más o menos, adentrados ya en los bosques de pinos que pueblan la zona, nos encontramos con una joya de la naturaleza a la que llaman Pino de la Señora y que nos hizo detenernos un buen rato. Nada menos que un Pinus nigra de los llamados Laricio o Salgareño. Desde su copa inclinada nos contemplan más de trescientos años de lozanía vegetal. Y ello pese a que en su base se aprecia daño como de fuego, lo que provoca una oquedad y le resta firmeza, haciendo que se incline hacia un lado.

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El poderoso Pino de la Señora
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Se aprecia un poco más su grandeza al compararlo con la talla humana
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Su corteza asemeja de cerca curiosos y quebradizos puzzles de piezas encajadas

Seguimos remontando el Barranco de la Fonfría a través del bosque de ensueño y cuando estamos cerca de coronar esta parte, ¡zas!, un jabalí y dos jabatos echan a correr a pocos metros de nosotros. Visto y no visto, desaparecen en la espesura. Y ya estamos en el Collado Resinero. A lo lejos, las nubes comienzan a amenazar. Debemos darnos prisa.

El Picón de Gor, nuestra meta, nos espera a apenas un kilómetro de ascenso fácil por terreno prácticamente desprovisto de vegetación.

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Ascenso desde el Collado Resinero. Las nubes se acercan desde el este.

Cuando por fin llegamos al vértice geodésico el descenso de temperatura es tan marcado que nos obliga a abrigarnos como no lo hemos hecho en todo el día. Pero pese al frío queremos un recuerdo del momento.

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En la cima.

Por suerte nada más llegar, poco antes del momento de la foto anterior, había zonas despejadas que nos permitían contemplar buena parte de los cielos del norte y oeste.

Desde aquí deshacemos el camino de nuevo hacia el Collado Resinero y desde ahí tomamos el sendero que lleva al Cortijo de los Corvos. Esta parte requiere estar bien atentos al camino pues se pierde bajo el cúmulo de hojas de pino, piñas y tierra removida. Finalmente nos vamos encontrando con un carril que podemos seguir (o bien en línea más recta, atrochar) para llegar al punto de inicio.

Bérchules – Acequia de las Castañas – Mecina Bombarón

Excursión realizada el día 6 de noviembre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad baja que da comienzo en Bérchules y finaliza en Mecina Bombarón, en las Alpujarras. La distancia cubierta se situó en torno a los 15 km.

Se acerca el invierno, como sugieren en el mundo de Juego de Tronos, y comienza a notarse por fin en Granada que parecía no querer dejar atrás el verano. Durante la semana las previsiones no eran muy halagüeñas para el lugar que habíamos escogido como siguiente destino. No obstante, al llegar el domingo, la lluvia del día anterior cesó y dio paso un día radiante, soleado y algo fresco, ideal para caminar.

Empezamos nuestro recorrido tras un largo viaje en autobús en el pueblecillo alpujarreño de Bérchules. Localizamos sin dificultad el camino de la GR7 y proseguimos en dirección noreste. Encontramos poco después uno de los pocos desniveles que debemos superar en forma de escarihuela. Tomamos altura con rapidez, unos 200 metros, girando hacia el sureste y nos asomamos, desde la falda de la sierra, a un precioso balcón que nos ofrece una perspectiva completa de Bérchules.

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Panorámica de Bérchules y Alcútar.

Ascendemos un poco más y dejando atrás las ruinas de un refugio para pastores elegimos un lugar para desayunar. Es algo pronto pero el viaje hasta Bérchules ha sido largo y la excursión prevista, invita al descanso y la contemplación.

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Desayunando, charlando, pensando…

Continuamos el camino por la GR7 que se transforma en carril fácil de seguir. A nuestro paso, desde que salimos de Bérchules, hemos visto numerosos ejemplares de árboles que muestran por fin los colores del otoño y entremezclan el verde vivo con el ocre, el marrón aterciopelado y el rojo intenso. Predominan los castaños pero no faltan almendros, madroños, almeces, álamos o nogales. También algunas plantaciones de vid.

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Pasan los primeros 5 kilómetros y llegamos a Mecina Bombarón. Este bonito pueblo blanco será nuestra meta, pero no aún. Desde él vamos a recorrer la Acequia de las Castañas.

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Vivienda en Mecina Bombarón.

Y como no puede ser de otro modo, nos adentramos tras una cuesta pronunciada que nos saca del pueblo, en el reino de los castaños, en la que seguramente es su mejor época. Los frutos y las hojas pueblan el suelo por donde quiera que se pise. Algunos de ellos poseen un grosor de tronco que nos habla de su tremenda vejez. Cientos de años nos contemplan.

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Castañas, castañas everywhere 🙂
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La acequia nos acompaña a nuestra izquierda buena parte del camino.

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El agua ondulante y transparente nos permite contemplar en el lecho del río multitud de castañas, como si se tratara de una extraña ensoñación.

Las palabras no hacen justicia a la belleza del entorno. Un auténtico placer para degustar con calma.

En determinado punto torcimos hacia la izquierda y ascendimos un corto tramo con fuerte desnivel. Allí se junta con otro sendero, más bien carril, que nos llevará de vuelta con facilidad a Mecina Bombarón. Existe la opción de continuar hasta la toma de la acequia pero no quisimos arriesgar dado que llevábamos unos tracks que no contemplaban esa prolongación.

El regreso es casi todo por llano con ligerísimo descenso. Tan solo debemos estar atentos para descender hacia el pueblo en el punto correspondiente, marcado por líneas amarillas y blancas

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Plaza principal de Mecina Bombarón, vista al regresar.

Fuente de la Gitana – Cerro Bermejo

Excursión realizada el día 23 de octubre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media-baja que da comienzo y finaliza en el Área Recreativa Fuente de la Gitana, cerca de La Peza. La distancia cubierta se situó en torno a los 10 km.

He dado el título a esta entrada de Fuente de la Gitana – Cerro Bermejo si bien de la denominación de este último hito no estoy del todo seguro. En la ruta de wikiloc que sigue exactamente el mismo recorrido que hicimos, se indica «Cerro Montefrio»: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=119275

En esta ocasión acortamos la ruta para terminar a la hora de la comida, puesto que se trataba de un domingo especial, de los de comer en el campo y reunirnos y en el que la excursión es algo opcional.

Aquellos que optamos por hacerla comenzamos el trayecto justo desde la zona de las mesas dispuesta en el área recreativa y seguimos el carril que hay unos metros más arriba. Dicho carril hay que abandonarlo más adelante para alcanzar unas edificaciones que hay justo en la base de la falda de montaña que vamos a ir ascendiendo. Toda la zona se encuentra bien trufada de pinos y encinas cuyo crecimiento esconde, muchas veces, nuestro sendero.

Nos cruzaremos una primera vez con el carril que dejamos anteriormente, que sigue ascendiendo haciendo un gran zigzag. En esta ocasión lo dejamos. Continuamos el ascenso y un buen tramo más adelante por segunda vez localizamos la misma pista. Esta vez sí la seguimos en dirección suroeste. El paisaje que se abre al norte es espectacular si el tiempo acompaña, como sucedió está vez. A lo lejos se aprecian Diezma, el Embalse de Franciso Abellán y un poco escorada al oeste, las estribaciones orientales de la Sierra de Huetor. Decidimos hacer una parada para desayunar en la zona.

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Nuestras «jóvenes promesas» otean lo que queda de camino

Volvemos a la pista forestal y continuamos hasta el punto en el que se inicia el fuerte ascenso al Cerro Bermejo, unos 200 metros de fuerte desnivel que hay que tomarse con calma y cada cual a su paso. Ralea la vegetación por allí, limitada a los arbustos que se agarran al suelo.

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Ya casi estamos en el puesto forestal

La recompensa se encuentra en la cima, con un puesto forestal desde el que se tiene un impresionante mirador tanto de la cara norte de Sierra Nevada (con buena luz y nieve la vista no tiene parangón) como de toda la región circundante. Eso sí, los vientos que acompañan siempre a esas alturas fuerzan a abrigarse un poco.

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Al borde del precipicio
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En la cumbre

Tras un buen rato de contemplar el paisaje es hora de ponerse en marcha de nuevo y desandar el camino. Al llegar a la base de la subida y contactar con la pista, tomamos un sendero que corre en dirección nor-noroeste y pasa por un cortijillo que hay por la zona. Se encuentra vallado pero hay una zona de acceso y otra de salida que se pueden trasponer, siempre dejando de nuevo cerrado. Nosotros topamos con uno de los cuidadores del mismo que nos facilitó el tránsito.

Aquí llegamos a la parte más complicada del trayecto. El sendero se pierde y debemos bajar al Barranco de la Cabaña, seguir en parte el mismo y después recuperar algo de altura a la derecha del mismo, para salir primero a un encuentro con la pista forestal y después a la carretera GR-3201. Seguimos la margen derecha de la misma aprovechando que no hay agua, puesto que por ahí pasaría la corriente del Río Morollón. En un momento dado debemos volver a la carretera y prácticamente ya estamos de regreso, justo a tiempo para disfrutar del trabajo que han hecho nuestros compañeros en el Área Recreativa.

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¡A disfrutar!

Aprovecho para dar las gracias a Antonio, Victoria, Concha y a cuantos se encargaron de la logística relacionada con la preparación de la comida.

Cáñar – Puente Palo – Acequia Almiar

Excursión realizada el día 16 de octubre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media-alta que da comienzo y finaliza en Cáñar. La distancia cubierta se situó en torno a los 20 km.

Excelente día el que disfrutamos los que decidimos acudir este domingo a Las Alpujarras y, en concreto, a este pueblo blanco asentado en las faldas de Sierra Nevada, no muy lejos de Órgiva.

Tras dejar los coches en el aparcamiento que hay justo al entrar en el pueblo, o bien en la primera curva del mismo, nos reunimos junto a la Iglesia de Santa Ana y dimos comienzo a la ruta, ascendiendo por la ruta de la Cañada Real de los Neveros, en dirección norte. Hay que tener en cuenta que los 6 primeros kilómetros del itinerario son todos de ascenso progresivo. 700 metros de desnivel que habrá que dosificar a base de pequeñas paradas para contemplar el magnífico panorama que se nos ofrece. En la lejanía, incluso, asoman tejados de Salobreña y detrás el mar.

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Centenarios castaños ofrecen cobijo del sol y avisan de que se acerca noviembre

El camino se encuentra bordeado por encinas, castaños, algunos robles melojos y muy de cuando en cuando un nogal y de este modo nos topamos, tras varios cruces con una pista que va ascendiendo, con la Acequia de Barjas. Nosotros aprovechamos para desayunar en la era que hay cerca de una balsa de agua, pasadas un grupillo de casas dedicadas a la ganadería.

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Poco antes de llegar a la era.
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Se queda uno sin palabras para referirse a lo que se siente ante paisajes así.

Tras desayunar con calma, porque el lugar invita al descanso y la contemplación, nos ponemos en marcha y seguimos la acequia. Algunos tramos de la misma, pocos, se encuentran invadidos por maleza y hay que ir con cuidado, pero con paso seguro no representa peligro alguno.

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Algún tramo difícil por la acequia.

Y volvemos a ascender, ahora con desnivel más pronunciado, superando los barrancos del Pasillo y del Nevazo.

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Impresionantes colores de los helechos (foto sin retoque ni filtro)

En esa zona hay una bonita cascada aunque en esta ocasión caía poca agua por ella.

El siguiente punto que alcanzaremos será la Era Alta y continuando el ascenso, al fin, nos toparemos con una casa junto a la que pasa más ruidoso el caudal de la acequia. Ya falta muy poco para llegar al área recreativa de Puente Palo y dejar atrás la parte más dura de la excursión.

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Cogemos la pista correspondiente al Sendero Sulayr (GR 240) y la seguimos durante un rato. Superamos el puente que da nombre a la zona (no, no es de palos) y que da paso de una orilla a otra de Río Chico.

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Cartel explicativo. No seguimos esta ruta pero se aprecia Cáñar y el recorrido hecho.

Poco después nos salimos de la pista y ascendemos un poco por la izquierda en zigzag hasta llegar a la Acequia Almiar. Nos adentramos en un paraje maravilloso que a mí me dejó sin habla. Robles, robles y más robles, a través de cuyas hojas aterciopeladas salen rayos de sol de cuando en cuando, mientras a nuestra izquierda escuchamos el murmullo bajo del agua transparente de la acequia. Así, tres kilómetros. Indescriptible.

Salimos a una zona de prados que de nuevo nos deja disfrutar de impresionantes vistas. Por la zona no es raro ver algunas colmenas de abejas, trabajando al agradable sol de la tarde.

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Colmenas y al fondo, detrás de las montañas, el mar surcado por un barco

Dejamos un tramo después el Sulayr puesto que se dirige a Capileira y nosotros tenemos intención de regresar a Cáñar. Tomamos dirección sur y nos dirigimos en ligero descenso hacia el puesto forestal de la Atalaya de Soportújar. Voy a resultar repetitivo pero de nuevo, las vistas panorámicas exigen una y otra vez la parada y la contemplación.

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Contemplando el paisaje desde el vórtice geodésico de la Atalaya de Soportújar

Desde la Atalaya vamos en dirección más o menos suroeste y llegamos al tranquilo rincón que se eligió para asentar un centro budista (O Sel Ling). El primer hito que veremos del conjunto será la fuente y estatua de la diosa Tara, rodeado por una ligera valla protectora que hay que evitar dado que está ligeramente electrificada para evitar la entrada de animales.

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Diosa Tara, si no me equivoco en su versión Buda de la actividad iluminada

Conviene advertir a todo excursionista que se plantee seguir nuestra ruta que esta zona está dedicada a la meditación y el silencio. El lugar está abierto a todo el que quiera pasear pero se espera que lo haga con respeto y en silencio para no perturbar a los que han decidido dedicar un tiempo al retiro.

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Estupa vista desde la parte superior

Hecho el apunte, seguimos. Descendemos por el caminito bien marcado que parte de la valla de entrada a la fuente y llegaremos, primero a una estatua de Buda en una vitrina, después a una estupa y finalmente a la enorme campana, la rueda de oraciones, pensada para girarla y rodearla. Acaba así nuestro recorrido por el centro budista y tomamos un sendero a la derecha que dando una curva se irá dirigiendo sur-noroeste.

El resto del camino resulta fácil de seguir una vez se llega al Dique 24 (cuidado con asomarse porque tiene una altura considerable) y se continúa en dirección al pueblo. Aparte de algún tramo de pendiente, casi todo el camino resulta llano y cómodo.

Finalmente nos adentramos en el pueblo de Cáñar y alcanzamos de nuevo la iglesia, para irnos despidiendo del mismo, no sin pensar que habrá que volver pronto.

El Dornajo – Piedra Resbaladiza – Mojón del Trigo – Camino de las Sabinas

Excursión realizada el día 25 de septiembre 2016.

Se trata de un trayecto de dificultad media-alta que da comienzo y finaliza en la carretera A-4025, a pocos kilómetros de El Dornajo (Sierra Nevada). La distancia cubierta no pude medirla pero imagino que se situó en torno a los 20 km.

El itinerario de esta excursión era el originalmente previsto en la salida que hicimos el 15 de mayo y que se comenta en El Dornajo – Piedra Resbaladiza – Camino de las Sabinas

De hecho, casi toda la primera parte del mismo transcurre por el mismo camino, ascendiendo hasta el Refugio de San Francisco y girando después hacia Piedra Resbaladiza. En aquel entonces había nieve lo que dificultaba la ascensión e hizo preciso modificar el trayecto en parte. En esta ocasión no fue el caso.

En principio no me detendría demasiado en esa parte coincidente si no fuera porque tuve la ocasión privilegiada de contemplar el interior del Refugio de San Francisco.

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El vetusto y resistente Refugio de San Francisco.

Hay que recordar que se trata de un refugio perteneciente a la Sociedad Sierra Nevada y que normalmente se encuentra cerrado, salvo que alguno de sus integrantes lo ocupe. Por tanto, aprovechando la gentileza de los socios que allí estaban, hice algunas fotos en plan rápido del interior. La calidad de las mismas no es muy buena dado el contraste de luz y que hice las tomas de manera algo rápida y no hacen mucha justicia al ambiente cálido y agradable que se respiraba en su interior, pero sirven al menos para hacerse una idea.

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Puerta de entrada y pasillo de acceso
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Acogedor comedor/salón, con su chimenea encendida y todo
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Las paredes se encuentran llenas de recuerdos, fotos, recortes y diplomas
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Cocina
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La parte superior de la cúpula sirve de dormitorio
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Escalera de acceso a la cúpula

Una vez bajamos a la estribación del río San Juan y la superamos, comenzamos a ascender en dirección a la tremenda y fascinante Piedra Resbaladiza.

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Ascendiendo poco a poco

Su nombre nos retrotrae muy lejos en el pasado, cuando en Sierra Nevada enormes glaciares cubrían sus cimas y valles. Esta enorme roca tuvo que soportar el desplazamiento de los mismos y por ello terminó, con el paso de los siglos, adquiriendo un tacto liso y pulido salvo donde se resistían los pequeños granates.

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En primer término Piedra Resbaladiza. En la parte superior, el Mojón del Trigo y el observatorio
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En esta otra roca cercana a Piedra Resbaladiza, se pueden apreciar perfectamente los efectos de las morrenas. Incluso se ven las estrías del movimiento.

Dejamos atrás estos testigos del pasado y seguimos el ascenso en un desnivel total en torno a los 400-500 metros.

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Prosigue el ascenso

Y de este modo alcanzamos la zona al parecer llamada Hoya del Moro (no confundir con la de la Mora, que anda cerca), regada por el joven, a esas alturas, San Juan.

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Remanso del río San Juan

Desde este punto giramos en dirección noroeste y nos dirigimos al Mojón del Trigo y al viejo observatorio, que anda ahora restaurado.

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Sendero hacia el observatorio

La parte de ascenso finaliza aquí y nosotros aprovechamos para comer junto a los peñones de San Francisco, junto al Albergue Universitario. Al terminar retomamos el camino pasando por el propio alto de los Peñones de San Francisco y dirigiendo después nuestros pasos hacia el camino de las Sabinas. Como su nombre indica, los matorrales de sabinas cubren buena parte del recorrido, tapan en algunas zonas el sendero y resultan algo incómodas para pantalones cortos o para las pobres patas de nuestro acompañante canino (el bueno de Siro).

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Tras el paseo que nos lleva justo a una de las curvas de la carretera de la Sierra comienza el descenso pronunciado que nos llevará a un frondoso bosque de pinos. Por el camino dejamos a los lados agracejos, matas de rosas silvestres y, por el suelo, de cuando en cuando, bonitas flores de crocus.

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Crocus
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Rosal silvestre rodeado de agracejos

De este modo llegamos rápido a las ruinas del cortijo que ya se comentó en la entrada de mayo y cuyo tramo final coincide con el de esta excursión. Termina el descenso muy cerca de donde aparcamos los coches. Damos así fin a una salida especialmente grata por temperatura, paisajes y panoramas.

Aprovecho para dar las gracias a Rafael por sus fotos, dos de las cuales he aprovechado en esta entrada, a Luis por compartir sus conocimientos de geología y a Cristina por hacer lo propio con los de botánica.

Sierra Nevada verano 2016

Para ponerme al día comparto en este post imágenes correspondientes a otras dos excursiones realizadas a las cumbres de Sierra Nevada entre julio y agosto de 2016. En concreto pertenecen a una subida al Veleta y descenso hasta los Lagunillos de la Virgen por un lado, y una ascensión al Refugio (tristemente) abandonado de Elorrieta y paseo por la Laguna de Lanjarón.

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Vista de la cadena montañosa entre Veleta – Los Machos – Mulhacén – Alcazaba
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En dirección a los Lagunillos, que aún conservaban nieve

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Refugio de Elorrieta
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Vista de una de las habitaciones del refugio
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Descenso hacia la Laguna de Lanjarón

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Siemprevivas
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Estrellas de las nieves acompañadas de pequeñas florecillas