Excursión realizada el día 21 de febrero 2016.
Se trata de un trayecto de dificultad media que da comienzo en el aparcamiento de las Cuevas de Nerja y finaliza en Frigiliana. La distancia cubierta se situó en torno a los 17 km.
Después de tener que cancelar la anterior excursión debido a las condiciones climatológicas (y no será que no lo intentamos, pero ¡qué manera de llover!), este domingo retomamos el calendario y partimos a Málaga. En concreto a las inmediaciones de Nerja, junto a las famosas Cuevas, lugar desde el que da comienzo este itinerario.
En primer lugar se toma una pista de tierra en dirección norte, que deja a la izquierda, en paralelo, el barranco del río Chíllar. Los primeros coletazos de la primavera se dejan ver por la zona y el suelo se halla atestado de procesionarias, por lo que hay que ir con cuidado. También, aquí y allá, algunas flores comienzan a dar señales de color entre el pinar y los espinos. La más talluda y llamativa quizá, el asfodelo, que se yergue en los lados del camino de cuando en cuando.


El camino tiene un desnivel relativamente pequeño pero constante, en torno a 5 kilómetros en los que se va en constante ascenso, hasta llegar al área recreativa del Pinarillo, un lugar ideal para hacer un pequeño descanso y que imagino bien lleno en época estival.
Desde este punto seguimos en dirección a la Fuente del Esparto que se encuentra relativamente cerca. Se puede llegar por dos caminos diferentes. La mayoría optamos por el que suponía no desandar luego parte del sendero, más en dirección norte y en ascenso, aunque otros compañeros eligieron la salida desde el área recreativa que discurre hacia el noroeste en ligero descenso.
La mañana había avanzado y el sol en el cielo hacía lo posible por dejarse ver pero el día resultaba bastante extraño, debido a una nube inmensa de polvo que cubría buena parte de la península, de modo que si bien lo que se tenía cerca se apreciaba con nitidez, cuando se dirigía la mirada hacia las montañas o desfiladeros lejanos todo se apreciaba gris y difuminado, haciendo muy difícil fotografiar los paisajes. De ahí que en este post haya pocas fotos sacadas a gran distancia.


Dejando la fuente atrás nos acercamos a la etapa que a mí más me gustó. El paseo por la antigua acequia. Antes de llegar al inicio del mismo hay un desvío que permite bajar hasta el río y recuperar el sendero al otro lado. Hay que tener en cuenta que el estado de conservación de algunos tramos de la acequia es deficitario y si bien, yendo con cuidado, no debe haber ningún peligro, quienes prefieran un paseo más seguro es mejor que desciendan.
La acequia discurre pegada a la montaña, en numerosas zonas con el agua clara a la vista (un magnífico ejemplar de sapo nadaba por ellas) y en otras cubierta. En algunos tramos tiene una especie de barandilla, en realidad apenas un alambre cogido a barras de hierro de cuando en cuando. Al otro lado del barranco se divisan impresionantes acantilados. Las siguientes fotos pueden dar cuenta de cómo es el lugar.
Para los que opten por el descenso el panorama también es interesante. El río Chíllar por la zona baja límpido y fresco e invita a la parada y la contemplación.
Desde cualquiera de los dos puntos vamos a dirigirnos hacia el oeste, elevándonos una vez más. Estamos entonces en la Sierra de Enmedio y si el día hubiera acompañado, habríamos podido contemplar el mar y los picos de alrededor.
Tras la comida continuamos, esta vez descendiendo ligeramente hacia el suroeste y el sur hasta encontrarnos con el Higuerón. Siguiendo su curso y disfrutando de los imponentes cahorros vamos acercándonos a Frigiliana.

Ya casi estamos. Una cuesta muy pronunciada justo al final del camino es el último escollo antes de llegar a este bonito pueblo de casas blancas, empedrado cuidado, puertas coloridas y un vino dulce reconocido. Merece la pena pasear por sus calles y gastar tiempo en leer sus azulejos historiados acerca de la época morisca.
Habrá que repetir un día que colabore algo más el sol y, a ser posible, en época de vendimia 🙂
Nota: Las fotos de esta entrada, exceptuando la última que es mía, pertenecen a Rafael, Angus, Padial y Tim Peake. La batería de mi cámara decidió no participar en esta ocasión.